miércoles, 23 de diciembre de 2009

Poesía: Alicia Salinas












Alicia Salinas
Gallina Ciega










Opresión en sepia

Cuando la casa reposa de sus ruidos y hechuras
los relojes traman estrategias.
Durante el día cualquier cosa
los oculta y aquieta.
Viento en los cristales, puertas
que los espíritus abren, pájaros y niñas
al lado en disputa
por el color más bello del mundo.

Si la naturaleza calla y los monstruos urbanos
por derrota o cansancio se repliegan,
bajo los techos acometen
con sus espadas los relojes.

Es preciso por azar despertarse
a la hora que la serenidad invade y las terrazas
se manifiestan apenas por el paseo de un gato,
para descubrir al unísono. Irrefrenable
coro, letanía perfecta.

Un minuto tras otro cae a ningún sitio, lejos,
mientras en el lecho tranquilos olvidamos
la traición que se acentúa cada noche.
Los relojes se alimentan del silencio y el descuido
de los humanos
para correr su eterna carrera contra el universo.

Nosotros, convidados de piedra.
Víctimas de antiguos y nuevos mecanismos,
de lo que en la pared pende o en la mesa de luz
poco a poco
nos horada y despoja.

Ya las niñas no dicen turquesa o azulado.
Son mujeres retratadas en sepia, el color que los relojes
inventaron.








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Madre
“¿Un animal furioso
que mastica la piedra de la calle?
Juan Gelman


Con los hinojos marchitos del jardín,
los pulmones negros, palomas podridas
en el cielo
salgo esta mañana. El tiempo es nada
cuando un niño sin zapatos pide algo
que quién sabe.

Caen
las puntas de pelo brillante en las caderas,
se detiene la calle para ver. Sin embargo
tanto quisiera gritar
el horror de mi infecto corazón,
de este niño que como perro me persigue.

Y no puedo ser su madre.




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Herencia

Acaso todo sea el momento que se elide, último
aliento de la tarde en la casa donde los viejos
esperaron la muerte y ahora la vida se demora.
Acaso digan pasión los muros y repitan murmullos
oídos hace siglos dentro.
Aquí nadie espera el poema que necesito.

Este momento rige sin descanso el futuro a pesar
de cualquier cosa que en el pasado exista. Si hubo
algo parecido a un viento repentino, ya no silban
los aires en los quicios. Pero queda la palabra.




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EPÍLOGO

En todas las vacilaciones de la tarde
encuentro ahora la certeza. No importa
si el sol se confunde y enreda en la reja
con formas que luego capturan. Salgo
de todas las redes y las sombras,
no muerde ya ninguna flor carnívora
ni animal con garras logra sus propósitos.

Quién supiera lo que luego
prístino o terrible se avecina.
Este salto, acrobacia del tiempo,
vale el instante que agota y precisa.
Libre, las manos de los antepasados
me acunan. El vacío es utopía.

Fuertes el paso y la coraza, incólume
la fruta en el canasto a campo traviesa.
Tan dura me hizo la blandura de la luz,
el nuevo amor que no sabía. Con el aura
de estas palabras la tarde se sorprende
y deja de dudar. Cae, certera, la noche.




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Alicia Salinas





(Los poemas pertenecen a su último libro “Gallina ciega”, presentado el 29 de octubre de 2009 en la ciudad de Rosario)

Alicia Salinas: nació en la primavera de 1976 en Rosario, donde vive. Es Licenciada en Comunicación Social, periodista, poeta y docente.
En 2003 publicó su primer libro “La sumergida”. En 2008 participó de las antologías de poesía “Las 40. Poetas santafesinas 1922-1981”; “Poetas del Tercer Mundo”; “Diecinueve de fondo” y “Nueve de nueve”, muestra de poesía argentina de la revista colombiana Arquitrave. Además figura en “Pulpa” (2006), “Trumao” (2006), “Dodecaedro de poetas”(2004) y “Los que siguen. Veintiún Poetas Rosarinos” (2002).




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Violencia cultural

“No hay peor violencia cultural que el proceso de embrutecimiento que se produce cuando no se lee. Una sociedad que no cuida a sus lectores, que no cuida sus libros y sus medios, que no guarda su memoria impresa y que no alienta el desarrollo del pensamiento es una sociedad culturalmente suicida. No sabrá jamás ejercer el control social que requiere una democracia adulta y seria. Que una persona no lea es una estupidez, un crimen que pagará el resto de su vida. Pero, cuando es un país el que no lee, ese crimen lo pagará con su historia, máxime si lo poco que lee es basura, y si además la basura es la regla en los grandes sistemas de difusión masivos.”

Mempo Giardinelli































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